Tomar decisiones: tener tu propio criterio

Cuando una persona está en el proceso de lograr su autonomía personal, de trabajar en sí misma para sentirse mejor, es lógico que tenga ansiedad respecto a cuanto puede tardar en conseguir su objetivo y si el logro va a ser ‘permanente’, es decir, si para siempre va a sentirse bien para tomar decisiones y ‘no equivocarse’. La persona que lo ha pasado muy mal con sus ideas recurrentes de culpa y vergüenza, lo que desea es no volver a sentirse mal nunca más. La fantasía es comprensible y debemos aceptar que siempre la tendremos presente: acertar siempre, ser infalible. Pero esto no es posible, la completa seguridad no existe.

La autonomía es el proceso que nos permite tomar nuestras decisiones sin sentirnos esclavos de ningún otro criterio. Esto es posible porque tenemos uno propio, formado con el desarrollo natural vital y la experiencia. Tienen que pasarnos cosas para que acumulemos información y conocimientos en la vida. Eso no significa que se pueda eliminar el conflicto, porque cada vez que sucede algo en nuestra vida, hay intereses que se cruzan y no siempre es fácil establecer las prioridades. Aun así hay que elegir para seguir avanzando, y eso supone que a veces tomemos la mejor decisión y otras veces no estemos satisfechos con el resultado. Aun así, hay que ser constructivo y valorar que tomamos la mejor decisión con la información que teníamos.

La autonomía supone un gran acto de responsabilidad en ambos sentidos: reconocer nuestros méritos cuando lo sean y también aceptar los errores con sus correspondientes consecuencias. Esta es la parte más difícil, porque actuar acorde a un criterio externo siempre nos permite culpar a cualquier otro de nuestros errores (la vida, el destino, el gurú, mis padres, el jefe…) Es cómodo no lo vamos a negar. Pero nos hace víctimas de nuestra vida en lugar de protagonistas.

Las personas tenemos una gran plasticidad y capacidad de aprendizaje. Si realmente hay voluntad de cambio, la decisión es sólo nuestra, y siempre hay margen de mejora. Y si necesitas ayuda para encontrar los puntos en que te atascas, no dudes en consultar.

¿Respeto mi valor?

Cada vez que dices “¡bah! no me ha costado nada” mientes. Cada vez que dices “da igual, ya me lo agradecerá” sabes que te mientes. Cada vez que das un poco más, sin valorar tu verdadera contribución en lo que haces, das una sonora bofetada a tu autoestima. Es el tipo de situaciones en las que se encuentran aquellas personas que sienten que dan más de lo que reciben. Dan y dan esperando que se les reconozca en algún momento su esfuerzo, y sin embargo reciben sólo frustración a cambio.

Muchas personas llegan a terapia con un problema que explican como “me bloqueo cuando me piden algo, tengo mucho que hacer” o “tengo que gestionarme mejor porque siempre voy agobiada” o «no encuentro tiempo para hacer algunas cosas». En ocasiones es una cuestión de organización. Pero la mayor parte de las veces es más bien cuanto abarcan y cuanto aprietan. Con frecuencia son personas que se juzgan duramente por no llegar a ‘todo’. Su todo es un mínimo que para la mayoría sería un máximo. Lo que pasa es que no se permiten decir que no a nada por lo que vayan a pensar los otros si les dicen simplemente ‘no, no puedo’. Temer perder el afecto-aceptación-atención de los demás motiva a muchas personas a vivir teniendo que satisfacer las necesidades ajenas sin escuchar nunca las propias. Son personas que con frecuencia sufren de ansiedad, bajo ánimo, ideas de las que no se pueden desprender, falta de sueño. Su cuerpo les va indicando que no puede más y no entienden el mensaje porque están programadas para continuar con su misión: cumplir, agradar, recibir aprobación, no fallar. ¿Cuántas veces se plantean si les compensa de verdad?

Es fácil que cualquiera pueda abusar de una persona que no es capaz de respetar sus propios límites, sobretodo porque no los conozca, o porque siempre esté saltando sobre ellos. Lo tomamos como ser bueno/a, pero es dejar que te tomen el pelo. No es mala educación ni falta de sensibilidad ni egoísmo ni debilidad. Decir basta es una cuestión de respeto hacia una misma. Como dice la sabiduría popular “si no te valoras tú, nadie lo hará”. Ponle ‘precio’ a tu contribución porque sí te ha costado hacerla, porque si alguien te pide ayuda es porque tienes cosas que aportar, porque lo que haces es importante. Porque cuentas.

Próximo taller

¡APLAZADO! 

Debido al cierre de todo tipo de actividades públicas a causa de la pandemia de Covid-19, se aplazará el taller a la espera de encontrar nueva fecha.Flyer2

El próximo mes colaboraré con el centro ‘Armonía y equilibrio’ organizando este taller para trabajar la autoestima.

Si queréis información sobre la actividad y las inscripciones, podéis poneros en contacto conmigo a través de mi teléfono o e-mail.

Espero sea de vuestro interés!