‘La vida es lo que nos sucede mientras planeamos el futuro’ – J.Lennon
La conciencia plena (también conocida como mindfulness) consiste en la práctica de unas técnicas que permiten focalizarse en el presente, en el aquí y ahora, y alejarnos de los pensamientos y sentimientos que nos molestan o perturban. La base es realmente sencilla y casi tan antigua como el ser humano, ya que sus raíces se remontan a hace más de 5000 años: es el fundamento de la meditación.
Meditar, tomar esa conciencia plena, es permitir a nuestros pensamientos expresarse sin juzgarlos y sin influir en ellos. Muchas veces se confunde con intentar ‘no pensar en nada’, que es realmente complicado o casi imposible. Nuestra mente no está capacitada para actuar en negativo, para ‘no hacer nada’, así que debemos darle órdenes en positivo para que nos obedezca y nos permita hacer algo diferente. Se trata de descansar la mente dejándola fluir libremente ¿Es realmente posible?
El objetivo es reducir el ruido mental que provoca a largo plazo el estrés, pero sobretodo estar en contacto con nosotros mismos. Además de mejorar la actividad de nuestro cerebro, permitirnos un momento para escucharnos y contactar con nuestro interior. Librarnos por un momento de nuestras expectativas y exigencias, dejar de machacarnos con el pasado y de preocuparnos por el futuro y ocuparnos del presente.
No olvidemos que la vida se construye cada día, y sólo tú sabes lo que necesitas, deseas y sueñas. Escucha tu interior y atrévete a contactar con tu voz en el silencio.
Los estudios neurológicos demuestran que la práctica de unas sencillas técnicas de focalización nos entrena para poder conseguirlo. Si lo ves complicado o te gustaría entrenarte en su práctica, no dudes en consultar. Más allá de tratar un problema específico, puede mejorar tu calidad de vida.