¡Qué injusto!

La vida es injusta. Es una afirmación dura, pero es la manera de relajarse y empezar a aceptar lo que nos pasa. Muchas personas sufren mucho porque, de alguna manera, han llegado a creer que hay una balanza en algún lugar que reparte de forma equitativa los avatares de la vida. Sin poner en duda las creencias de nadie, me voy a ceñir a lo que sabemos: a las personas buenas también les pasan cosas malas ¿es injusto? Pues sí, pero es real.

Es muy frustrante que no se nos dé lo que creemos merecer, que algo nos arranque de la vida o de nuestros seres queridos, nos separe de las cosas que amamos. Hoy no tengo sugerencia para eso, es verdad y es un misterio que no podemos resolver por medio de la razón. Lo único que podemos hacer es prepararnos para aceptar la frustración. No son más felices aquellos que evitan más males en su vida, sino los que los capean sin rendirse y sin dejar que afecte a su autoestima. Es cierto que a lo mejor no te lo mereces, que quizá otros lo merecían más. Pero adaptarte a las circunstancias y continuar creyendo que puede salir el sol es la única opción.

“La vida es una eterna provisionalidad, aunque nos empeñemos en vivirla como si no lo fuera.” Conocí a alguien que decía esto y pensé que tenía mucha razón. Es lo único que tenemos, el presente y nuestros recursos. La vida no es justa demasiadas veces, y el miedo a la incertidumbre es el mal de nuestra sociedad. Ahora nos pone delante de la situación más desconocida que la mayoría vamos a afrontar – aceptarla es la cura.

Los cambios indeseados nos enfrentan con la fragilidad de la vida. Los budistas lo expresan con la expresión shogyo mujo, todo está en constante cambio y con mucha rapidez, no podemos bajarnos, necesitamos entrar en su baile. Piensa que si todo cambia, también nosotros cambiamos, mutamos, nos adaptamos.

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‘Shogyo mujo’

Entrevista Pronto Pro

A continuación os dejo un enlace con la página web ProntoPro, dónde entrevistan y dan visibilidad a profesionales de diferentes sectores. En esta ocasión me han entrevistado sobre mi método de trabajo y el funcionamiento de la terapia.

Entrevista

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Entrada al blog de Pronto Pro

Ayuda ante la pérdida de un ser querido

Las despedidas de los seres queridos siempre son complicadas. El duelo, cuando una persona se va, ya de por si lleva una serie de fases que necesitan cariño, paciencia y sobretodo tiempo. Si además debemos añadir una situación excepcional como la que vivimos al proceso, puede sentirse como una montaña o una carrera muy larga.

El paso principal para no cronificar un duelo consiste en transitar las emociones sin juzgarlas, con paciencia e intentando superar el miedo a sentirlas. De manera natural sentiremos rabia, frustración, vacío, culpa y mucha pena. Así que si además el proceso ha sido traumático debido a la muerte por Covid-19, puede ser algo más intensas.

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Los rituales son importantes para nuestra sociedad, y no poder cumplir con los de despedida del fallecido, pueden hacer la situación confusa y frustrante. Pero debemos pensar que es por la seguridad de todos, y eso hace que los demás puedan permanecer a salvo y protegidos para reencontrarnos cuando todo pase. Es difícil aconsejar sobre qué hacer, porque cada caso es especial, pero hay una serie de pautas que pueden ayudarte si es tu caso:

  • Descarga tus emociones. Si tienes mucha rabia, puedes golpear un cojín u otro objeto blando (no te hagas daño) para descargarla. También puedes escribir todas las palabrotas o maldiciones o culpas que se te ocurran. Date permiso para expresar tu frustración.
  • Llora sin culpa. El llanto es útil para descargarse y alivia. No te pongas prisa para llorar, tu cuerpo sabe regularse y sabe cuándo parar.
  • Puedes hacer algún pequeño ritual en casa, acorde a tus creencias y pensamientos o los del fallecido (fotos, vela, oración, mensaje de despedida en el balcón/ventana, si tienes un objeto de la persona hacer algo simbólico para despedirte) Hazlo si lo sientes así, y puedes también compartirlo con otros amigos, familiares o conocidos si lo necesitan. Puede ayudaros a sentiros unidos en la distancia y frente a la despedida.
  • Escríbele una carta de despedida y exprésale a la persona fallecida tus sentimientos, todo lo que le dirías si la tuvieras delante.
  • Mantente en contacto con otras personas que puedan sentirse como tú por la pérdida, podéis charlar un rato cada día sobre la persona ausente y sobre vuestros sentimientos. El resto del tiempo procura mantenerte ocupado en otras tareas, dentro de lo posible.
  • Piensa que cuando todo pase, podéis preparar algún rito o reunión para homenajear y despedir a la persona. Puedes pensar qué te gustaría prepararle y escribir algunas líneas o algo simbólico para él (un dibujo, una pequeña manualidad, una lectura o poema, lo que sientas)
  • No te olvides de niños y adolescentes. Necesitan unas pautas más ajustadas a su edad, pero no les mantengas al margen y permite que también puedan participar del encuentro familiar y expresar sus sentimientos y miedos.

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Es normal que al principio cueste hacerse a la idea de que el ser querido ya no está, dentro de una situación que ya de por sí nos hacer sentirnos fuera de la realidad. Sobretodo al no poder ver a la persona enferma. Pero es bueno no apresurar el proceso y permitir que nuestra mente vaya aceptando poco a poco la situación. Y si sientes que te sobrepasa, pide ayuda. Un acompañamiento psicológico puede ayudarte a llevar este difícil momento.

Acompañamiento ante el confinamiento

Si tienes miedo, ten miedo. Está bien, estás asustada/o ¿Estás enfadada/o? Bien, tienes rabia, es injusto. Si te angustia el futuro, qué va a pasar ¿es que es raro? Claro que no, la incertidumbre es real. No eres débil, ni tonto, ni exagerado por sentir todo esto. Eres humano, sientes y piensas, sacas tus conclusiones. Está bien. No lo podemos evitar ni es malo que suceda ¿Debemos entonces dejarnos arrastrar por estos sentimientos? Eso sí lo tenemos que cuidar.

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Ante una situación como la que vivimos, ante una amenaza real y peligrosa como es el Covid-19, responder con una emoción primaria como miedo, sorpresa o rabia es natural. Debemos recibir esa sensación, pero no dejar que nos arrastre con pensamientos destructivos. Los sentimientos que nos genere nuestra mente pueden hacer que el confinamiento sea constructivo o nos vuelva del revés. Es habitual que mientras la situación se alargue, pases por diferentes momentos, algunos incluso raros, como un ataque de risa o de llanto. La mente busca maneras de sacar la tensión física que le genera la emoción y lo hace como puede. No debes preocuparte por eso. Para que tu cabeza no empiece a darte una lata innecesaria, procura ordenar tus ideas:

  • Hazte un plan casero personal. No te agobies sino haces todas las actividades propuestas por redes sociales y amigos. Haz lo que te guste, te relaje o sea útil.
  • Piensa en cosas que te gustaría tener hechas cuando esto termine. Ten una meta. Puedes hacerte una lista y repartirla cada día. Sin prisa pero sin pausa.
  • No te obsesiones con el ejercicio ni la alimentación. Muévete, estira cada rato, haz alguna tabla sencilla de ejercicio o usa esa máquina que tenías olvidada. Pero no te obsesiones con moverte. En cuanto a la dieta, piensa que no hace falta comer tanto si estás inactivo y procura beber muchos líquidos, si puedes, para mantenerte más saciado.
  • Si te agobias, escríbelo, lleva un diario donde tener un rato para volcar ‘los residuos’. Céntralo en un momento de día y el resto intenta mantener tu mente ocupada en otras cosas.
  • INFÓRMATE BIEN Y LIMITADAMENTE. No nos cansaremos de repetirlo. Lee, ve películas, alguna serie ligera y no compartas todo lo que recibas con todo el mundo.
  • Es bueno tener conversaciones con amigos, familiares y vecinos por medios online, pero procura no tener monotema. Es bueno compartir los sentimientos pero repartid el tiempo para hablar de otras cosas.
  • PROCURA REÍR. Es medicina. Busca un ratito para leer chistes, o ver películas de humor o montar un vídeo chorra, lo que se te ocurra. Pero no dramatices. La situación no lo necesita.
  • Si puedes ayudar, ayuda. Pero recuerda que ayudar también es no estorbar. Todos no podemos hacer de todo. Haz aquello para lo que te sientas capacitado, ahora no necesitamos superhéroes sino ciudadanos responsables.

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Todo pasará y vendrán otros retos que superar. Guarda energías, confía en que puedes adaptarte a las circunstancias y busca cada día algo que haya sido bueno.

Y si el día ha sido un asco, lo ha sido, mañana es otra oportunidad. Respira, duerme y piensa que lo único cierto es que nada permanece.

 

Ante Covid-19

Debido a la situación excepcional que estamos viviendo, todos tenemos que adaptarnos a las circunstancias que se nos presentan.

Confinados en casa, podemos sentirnos con más ansiedad, miedo y rabia ante la situación y ante el futuro. Por ese motivo, aunque no podemos atender personalmente las necesidades psicológicas, podemos optar por hacerlo a través de medios digitales.

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Si necesitas ayuda, soporte o asesoramiento psicológico puntual o mantenido, no dudes en consultar. Podemos encontrar la manera de hacer una sesión profesional para ayudarte.

Y dado que las circunstancias son excepcionales, también las medidas a tomar deben serlo. Así que mientras dure la situación de estado de alarma y confinamiento, se aplicará un descuento en visitas online así como una tarifa especial para aquellas personas que hayan perdido su empleo y puedan acreditarlo.

Es la contribución que todos podemos hacer en estos difíciles momentos. En breve colgaré un post con algunas recomendaciones para intentar sobrellevar la situación dentro de las posibilidades.

Ánimo y esperanza – Recuerda que:

Todo fluye; todo cambia. Nada permanece. (Heráclito)

Sobrellevar el miedo

“No hace falta conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran más temor.”  Alejandro Dumas

¿Quién no tiene miedo? ¿Es posible deshacerse por completo de él? Es poco probable que sea así. El miedo está introducido biológicamente en el ser humano y por lo tanto tiene una utilidad. “Complicarme la vida, impedirme mis objetivos, fastidiar…” hay muchas personas que pueden pensar esto, pero no es así. El miedo nos ayuda a reconocer los peligros, nos protege de riesgos, de daños que podamos sufrir. El miedo es necesario, hay que conservar prudencia para vivir. Imagina que te encontraras solo en un callejón oscuro de noche y no sintieras miedo: serías vulnerable a cualquier ataque. El miedo hace que escojas una ruta más segura, te mantiene alerta para responder o huir y así mantenerte a salvo. El miedo es un aliado, es una coraza que quiere evitarnos daños. Cuando el peligro es real…

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Lo que sucede es que tememos las cosas que desconocemos. La lógica básica nos dirá que la mejor manera de vencer un miedo es conociendo más aquello que se teme, poniéndose frente a él y descubriéndolo. Eso es valentía: una vez se han valorado los riesgos, decidir con responsabilidad. Una persona valiente no es la que no tiene miedo, la que lo elimina -sería temeraria, y eso sí es peligroso- sino aquella que lo reconoce, lo respeta y vive con él sin que le impida actuar. Cuando dejamos que el miedo nos impida vivir, se genera un círculo vicioso, el del miedo al miedo, que paraliza y nos engaña sobre lo que realmente necesitamos. Cuanto más nos dejamos llevar y menos afrontamos más desconfianza tenemos hacia nuestros recursos y más miedo aún tenemos la siguiente vez.

“El que teme sufrir ya sufre el temor.” Proverbio chino

Cuando el miedo se extiende a grupos humanos, la percepción del peligro puede aumentar. Estar bien informado y ‘lo suficiente’ (sin excesos y con rigor), aceptar que el control total de una situación no es posible, ser crítico y no dejarse arrastrar por el primer impulso y ser responsable de la información que se comparte es importante para no llegar al pánico.

Tómate un minuto para valorar que está en tu mano y hazlo, eso es lo único adecuado ante una situación incierta.

Aceptar el valor de un no

El estrés tiene un motivo principal, y suele ser el abarcar demasiado, más de lo que es materialmente posible. Cuando sobrepasamos nuestras fuerzas, multiplicamos horas inexistentes y aceptamos demasiados compromisos lo podemos pagar con insomnio, ansiedad o problemas cutáneos o intestinales. Solemos asociarlo al trabajo, pero también es extensible a nuestra vida privada. También cuando sea fin de semana o periodo vacacional no olvides que el tiempo de descanso es para ti y tus gustos/necesidades. Puede que sientas mucha presión para aceptar compromisos familiares y sociales que realmente no te apetezcan. Te dejo algunos consejos para que revises cómo afrontarlo:

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– Deja hablar. Cuando alguien te pida algo, déjale hablar sin interrumpirlo. Escúchalo con interés y evalúa que te está pidiendo. Luego decide si quieres hacerlo.

– Di no de forma clara y directa. Utiliza frases en primera persona como “yo prefiero”, “yo quiero”, “me apetece más hacer…”, etc.

– Tómate tiempo. Si te cuesta decir que no a la primera o estás dudando si te conviene aceptar, di que necesitas tiempo para pensarlo y tómatelo. Pueden ser unos minutos o varios días, valora tus prioridades y haz lo que te conviene y te gusta.

– No te justifiques. Una vez decidido, no des excusas ni justificaciones. Si crees necesaria una explicación, acompáñala de razones (cuestiones objetivas y claras) no de pretextos (excusas generales o mentiras)

– Ante la insistencia: Si a pesar de haberlo dejado claro, la otra persona sigue pidiendo tu colaboración, mantente en el no. Se recomienda utilizar la técnica del disco rayado con frases como “sé que te gustaría que yo… pero ya te he dicho que no”. Y lo repites mientras sea necesario.

– Sugiere alternativas. En algunos casos, es efectivo proponer un plan B: “Yo no puedo hacerlo, pero quizá si preguntas a/en…” o dar una variación que a ti te vaya bien, por ejemplo “Hoy/Mañana/ahora no es posible pero en otro momento sí”.

– Sigue firme. No cedas. Si continúa insistiendo, pide que no lo haga y di qué harás: “Si sigues así yo…me iré/colgaré/me siento poco respetado/desvalorizado”

Recuerda que la dinámica de la asertividad es de dos direcciones. Si tú aceptas el no, la limitación del otro, te será más fácil que los demás también lo acepten por tu parte. Puedes empezar a establecer dinámicas más sanas por ti mismo. Y si tienes problemas para hacer esto, recuerda que la terapia puede ayudarte.

Próximo taller

¡APLAZADO! 

Debido al cierre de todo tipo de actividades públicas a causa de la pandemia de Covid-19, se aplazará el taller a la espera de encontrar nueva fecha.Flyer2

El próximo mes colaboraré con el centro ‘Armonía y equilibrio’ organizando este taller para trabajar la autoestima.

Si queréis información sobre la actividad y las inscripciones, podéis poneros en contacto conmigo a través de mi teléfono o e-mail.

Espero sea de vuestro interés!

Desaprender para poder aprender -Cuento zen

Dice la leyenda que un estudiante acudió a la casa de un gran maestro Zen.  Al llegar se presentó a éste, contándole de todos los títulos y aprendizajes que había obtenido en años de sacrificados y largos estudios. Después de tan sesuda presentación, le explicó que había ido a visitarlo para que le aceptara como alumno.

Desaprender

Por toda respuesta el maestro se limitó a invitarlo a sentarse y ofrecerle una taza de té. Aparentemente distraído, sin dar muestras de mayor preocupación, el maestro vertió té en la taza del estudiante, y continuo vertiendo té aún después de que la taza estuviera llena.

Consternado, el estudiante le advirtió al maestro que la taza ya estaba llena y que el té se escurría por la mesa. El maestro le respondió con tranquilidad:

– Exactamente. Usted ya viene con la taza llena ¿cómo podría aprender algo? –y ante la expresión incrédula del estudiante, el maestro enfatizó:

-A menos que su taza esté vacía, no podrá aprender nada. Hay que vaciarse para poder llenarse, una taza solo sirve cuando está vacía. No hay nada que se pueda agregar a una taza llena.

Cuántas veces empezamos una actividad con demasiadas ideas preconcebidas o con una idea de cómo se debe hacer antes de empezar. Empezamos conversaciones con una idea a la que no pensamos renunciar por mucho que nos digan ¿Para qué conversar entonces?

Si nos proponemos que algo no puede cambiarnos, no es para nosotros o va a costar mucho seguro que lo autocumplimos. Las personas activas y con ganas de aprender afrontan las novedades con ingenuidad, dejándose sorprender. Por mucho que pensemos que sabemos hacer algo, es un buen ejercicio afrontarlo como un principiante de vez en cuando. Nos dará la oportunidad de recuperar detalles que pueden ayudarnos a aprender cosas nuevas, mejorar y apreciar mejor lo que sabemos.

“La verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimientos, sino el hecho de negarse a adquirirlos” Karl Popper

Toma conciencia…plena

‘La vida es lo que nos sucede mientras planeamos el futuro’

John Lennon

Estar aquí y ahora, vivir el presente, disfrutar en concentrarse. La base es realmente sencilla y casi tan antigua como el ser humano, ya que sus raíces se remontan hace más de 5000 años: la meditación. La meditación es la parte más espiritual de las grandes religiones como el budismo, el misticismo cristiano y el musulmán.

Meditar es nada más y nada menos que permitir a nuestros pensamientos expresarse sin juzgarlos y sin influir en ellos. Muchas veces se confunde con intentar ‘no pensar en nada’, que es realmente complicado o casi imposible. Nuestra mente no está capacitada para actuar en negativo, así que debemos darle órdenes en positivo para que nos obedezca ¿es realmente posible?

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Los estudios neurológicos demuestran que la práctica de unas sencillas técnicas de focalización nos entrena para poder conseguirlo.

El objetivo es reducir el ruido mental que provoca el estrés a largo plazo, pero sobretodo estar en contacto con nosotros mismos. Más allá de mejorar la actividad de nuestro cerebro, está el permitirnos un momento para escucharnos y contactar con nuestro interior. Librarnos por un momento de nuestras expectativas y exigencias, dejar de machacarnos con el pasado y de preocuparnos por el futuro y ocuparnos del presente.

No olvidemos que la vida se construye cada día, y sólo tú sabes lo que necesitas, deseas y sueñas. Escucha tu interior y atrévete a contactar con tu voz en el silencio. Puedes escribir lo que te pasa por la cabeza, expresarlo con dibujo libre o practicar un deporte que te permita focalizarte en ti, en cómo estás. Permítete un momento de reconexión contigo.