Cada vez que dices “no me ha costado nada”, mientes. Cada vez que dices “da igual, ya me lo compensará” sabes que peor aún, te mientes a ti mismo. Cada vez que te das un poco más, sin valorar tu verdadera contribución a lo que haces, das una sonora bofetada a tu autoestima. Es el tipo de situaciones que repiten aquellas personas que sienten que dan más de lo que reciben. Probablemente es en realidad así, dan y dan esperando que se les reconozca en algún momento su contribución, y sin embargo reciben sólo frustración a cambio.
Muchas personas llegan a terapia con un problema que explican como “me bloqueo, tengo mucho que hacer” o “tengo que gestionarme mejor, no tengo tiempo”. En ocasiones es una cuestión de organización. Pero la mayor parte de las veces es más bien cuánto abarcas y cuanto aprietas. Con frecuencia son personas que se juzgan duramente por no llegar a ‘todo’. Su ‘todo’ es un mínimo que para la mayoría sería un máximo. Lo que pasa es que no se permiten decir que no a nada por lo que vayan a pensar los otros si les dicen simplemente ‘no, no puedo’. Temer perder el afecto-aceptación-atención de los demás motiva a muchas personas a vivir teniendo que satisfacer las necesidades ajenas sin escuchar nunca las propias. Son personas que con frecuencia sufren de ansiedad, bajo ánimo, ideas de las que no se pueden desprender, falta de sueño. Su cuerpo les va indicando que no puede más y no entienden el mensaje porque están programadas para continuar con su misión: cumplir, agradar, recibir aprobación, no fallar.
¿Cuántas veces se plantean qué reciben a cambio? Es fácil que cualquiera pueda abusar de una persona que no es capaz de respetar sus propios límites. No es sólo ser bueno, también es dejar que te tomen el pelo. No es mala educación ni falta de sensibilidad ni egoísmo ni debilidad. Decir basta es una cuestión de respeto hacia uno mismo. Y al decirlo, nace un halo que provoca mágicamente el respeto de los demás. Como dice la sabiduría popular “si no te valoras tú, nadie lo hará”. Ponle ‘precio’ a tu contribución porque sí te ha costado hacerla.